El proyecto
La construcción de sistemas de información cultural y la representación de sus contenidos mediante recursos cartográficos se inició en España a principios de los años 90. La realización de atlas y mapas de recursos culturales exigieron en su momento esfuerzos de sistematización y taxonomía que les confirieron un valor cultural intrínseco. En una primera etapa, la realización de mapas culturales se vio muy condicionada por la dificultad asociada a la obtención, estructuración, y sobre todo, a la actualización de la información de base.
Realizar una cartografía y mapeo de las instalaciones culturales de Cantabria tiene como objetivo principal la creación de una malla que asiente el entramado del tejido cultural de nuestra región. Este tejido comprenderá las estructuras culturales, su localización, su titularidad, sus características técnicas y estructurales, sus funciones habituales, horario de apertura al público, personal disponible, agentes responsables… En una segunda fase se documentarán y analizarán los datos obtenidos, identificando los diferentes sectores o disciplinas culturales en orden de prioridades, los usos habituales y las debilidades y fortalezas.
Todo ello permitirá la fusión de sinergias relacionadas con el intercambio, la interacción, la transversalidad y el posicionamiento de iniciativas culturales. Conocer cuales son las instalaciones culturales de la región y saber dónde se encuentran es fundamental a la hora de diseñar una programación que se adapte a los diferentes espacios e intereses de cada localidad o área geográfica.
La labor documental y de campo es fundamental a la hora de conocer el tejido cultural y las estructuras con las que cuenta la región. Un mapeo de las infraestructuras sustenta una óptima labor de políticas, programas, proyectos y agentes culturales identificando los diferentes sectores por áreas y localidades. Se trata de crear unas plataformas que sea susceptible de recibir programas culturales, la actividad de agentes y/o colectivos artísticoculturales, así como analizar la situación del tejido cultural de la región. Ésta cartografía comprendería no solo la extensión y localización de las infraestructuras de la red sino también su estado de conservación, incidiendo en las que deberían ser actualizadas.